domingo, 5 de julio de 2009

ACERCA DEL NIÑO PEDANTE, DROGADICTO Y POBRE

Los verdes de bolillo, soldaditos que juegan al poder
El hombre de corbata y maletín, una mentira con ganas de no saber que es una mentira
Un cuadro de Pintor, no me quita el hambre
Una calle de cuerpos lindos, desconocen el crudo andar
Una misa un lunes, no cura mi cáncer
Un vaso de agua, no repone lágrimas
El viento en el pelo, no me da respuestas
Abril 18 de 2004, es una fecha enganchada
Pan y leche, ¡y moveré al mundo!
La noche, el negro que acompaña mi piel
Dra. Droga, la salida que nos dieron, el cariño más cercano
Los recuerdos, un remolino de esperanzas muertas
El billete en el suelo, el mayor oasis
Familia, la fabula que nunca sucedió
La calle, mis pocos de libertad
La locura, la suma de represiones y angustias guardadas
La ira, el equilibrio de mis odios
La felicidad, muchos pecados al tiempo
Dios, ¿por qué no me has buscado?

domingo, 14 de junio de 2009

Amorelia, La llegada del arcángel.

Estaba sola durmiendo pero una caricia me despertó, se cerró el telón de aquella fantasía inerte y vi una inmensa oscuridad. Tenía el rostro oculto en un maquillaje de lágrimas y flagelaba en la angustia, un olor a lavanda impregnaba mi nariz y empecé a sonreír.

Buscaba en el inicio un final que siempre era oscuro, pero alguien respiraba mi cuerpo y en el susurro de su aliento me calentaba, no pretendí jamás huir del placer, no pretendí jamás correr lejos de él.

Seguía allí acostada, de repente deje de sentir toda sensación y mi telón se abrió de nuevo cuando en un golpe mis ojos se cerraron, te vi arcángel. Tenías mi mano sujetada y sobre un pedestal de colores caminábamos, vestía de blanco y yo llevaba un hermoso vestido azul muy corto, justo donde estaba el camino en el que se extraviaban mis amores.

Subíamos una montaña y te detuviste, dejaste que pasara junto a ti mi fragancia de mujer y después abrazaste mi cintura, llegamos a la cima, era otro espacio oscuro al que entrábamos, mis ojos se perdían en el y te perdí a ti de vista. Mi cintura ahora desnuda mostraba la perfección de sus curvas, me senté, llore y en la oscuridad espere.

Asesinato en la calle 33


Eran las siete y media de la noche, un torrencial aguacero amenazaba con mojar toda la ciudad. En la cocina, una olla con arroz amanecido. El cadaver estaba en la primera habitaciòn, pero la sangre llegaba hasta la segunda habitaciòn. El asesino habia dejado las huellas de sus zapatos en la sangre, la policia estaba apenas a media cuadra, el olor de la polvora aun estaba impregnado en la habitaciòn, la noche se fue tornando cada vez mas lùgubre y llena de vicios...Un inocente murio por amor.